Urgencia de un aciago final,
el torso arrepiente al pensamiento
a la mano que contra el suelo choca,
hay quien llora por nada
hay quien por todo vegeta,
si les damos soberanía
para comprar nuestras vidas
por quién vagará el alma
entre las frentes dormidas,
es el rumbo del sortilegio rústico
roto por la semilla, ahogada en un vaso,
entre los surcos que abrió el aparato
la cabeza rueda para detenerse al lado
sombra,
ni el sollozo explica
el desconsuelo sencillo
de persona frágil
de humano roto.