Oteando sobre témpanos de llaves
puertas cerradas al sol expectante
localizado el rumbo sin arte
comprendo que es el saberme,
respiro losas que rompen la tarde
crisálidas que brotaron de piel,
después de soñar me adentré a batirme
con el fuego de san Telmo, con el batiente,
la luz blanca fluyó, fue terminante
allí estuve flotando sobre el flotante
a merced de la marea, de la suerte,
cualquier aprendizaje empieza con que duele
me repuse, tomé el mando, el volante
el barco, las velas, fueron mis extremidades
me dirigí sobre mi no muerte a mi sí muerte.