Si supiéramos como nos comportamos
naceríamos ciegos para el dolor ajeno, (nótese la ironía)
¡no se puede tener todo!,
en el césped no toleramos el crecimiento
ni en la sonrisa la calma boba,
la sorpresa y el viento no casan,
la injusticia es aquello, ese aire
esa agua para el animal acuático,
¡nos abraza como una fundapiel!,
la justicia en su casa de columnas
y dios en la de todos,
como una imaginación pétrea
aterradora que hace tiempo no conduce a risa,
no es nada más que el reinado de bastos zánganos
que se aprovisionaron de patrocinios
auspiciados por los mismos súbditos,
robaron, siguen robando, ante nuestros ojos
siguen, siguen viviendo en su absurda nadedad
y nosotros en la ceguedad o en la otredad,
en el vacío o en el espacio sin recorrido
esperándoles, destacando su suficiencia
la negación de la lógica, de la equidad,
al menos deberíamos exigirles que portaran
en su emblemas nuestras contribuciones,
se les llena la boca de un país que no es el suyo,
trabajan en nada para él, vaciando de personas el contenido
andan enhiestos como un falo con priapismo
para ser vistos desde los más variopintos entornos,
como cualquier dios necesitan mimos y cuidados
se saben usurpadores y quieren maquillarlo
con buenas acciones cargadas de simbolismo,
…
Somos tonticos, no aprendimos nada
les pagamos el sueldo, deberían saltar
como las pulgas del circo, o contarnos chanzas
realizarnos la manicura, colocarnos una estantería
ayudarnos a aparcar con una gorra amarilla
acompañarnos al médico cuando no podemos ir solos
multar a los que usurpan los pasos de cebra
ocuparse de nuestros niños cuando vamos al trabajo
perseguir a las grandes fortunas para que paguen sus impuestos
impedir que a las personas se les corte la luz y el agua
mientras otros llenan sus piscinas
y su casas vacías son mantenidas a treinta grados,
que barran las calles de plásticos,
que coloquen persianas, o arreglen un grifo goteando,
…
¡Qué parezcan personas
aunque tengan la vida patrocinada!