Le tengo miedo a la muerte
nunca se lo he dicho
en cambio me entretengo
comprando calcetines
y me alejo
de los besos cuando
me despido,
los objetos duraderos
están en las viejas fotografías
posando junto a mi juventud,
mi sonrisa
se descolorió por falsa
olvidé los motivos de aquella
curva en los labios, y esos ojos
con virutillas de luz,
sentada sonriendo de verdad
estaba mi abuela,
en un sofá de pana
no sabría poner nombre al color
que rezumaba esa cápsula del tiempo,
tengo tanto miedo a no recordar
que olvido en cuanto puedo
al dolor,
por eso cuando me golpea
me deshago por nuevo
por fácil y mórbido,
nunca me entretuve
en tejer una coraza.