6 de septiembre 2022
Gandhi: Ojo por ojo y el mundo acabará ciego.
Estoy intentando dormir entre un grupo de gente escuchando respiraciones profundas acompasadas, comienzos de llanto sin continuidad como si no se pudieran permitir lanzarse al descorazonamiento completo, cuchicheos, reina el silencio exterior, sentimos a través de la piel y la carne de la tierra, amamos al hormigón que deseamos nos proteja, nos enternece la vibración que puede ser de tanques o de un tremor telúrico más lejano, quizá de tuberías rotas, el agua se filtra, en la superficie se convierte en cristales de hielo, debajo inflará cauces subterráneos que dibujará arterias, que podrían dar vida a un músculo que abriese en canal el suelo y se lo tragase todo, con nosotros, que luchamos sencillamente por sobrevivir, pero cuánto duele y cuánto cansa tener esta obligación de mantenerse, aquí en la oscuridad completa imagino solamente imágenes con las que practico el odio y la venganza, le sacaría con mis propias manos el corazón mirándole fijamente a los ojos, sintiendo su sufrimiento hasta verlo caer como un saco al suelo, quizás eso sería poco para quien es responsable principal, no único, de este cambio de vida radical que nadie ha deseado, hace diez días a estas horas me acostaba pensando que al día siguiente iría al instituto, no había estudiado lo suficiente, rezaba para que ocurriera algo y que el profesor no pusiera el examen, hoy me sentaría frente a cualquier libro y lo besaría, me lo bebería si fuese necesario, mirando la nieve al otro lado de la ventana, y escuchando la televisión lejana en el cuarto de estar, siento que me alejo empujado a una velocidad vertiginosa de una vida que detestaba y que ahora añoro, que me han inoculado la venganza, el ojo por ojo, yo nada tenía en contra de quien mandó bombardearnos, ahora soy su más ferviente enemigo, aunque intento mantenerlo en silencio.
Debemos pasar la noche en el búnker, por el toque de queda, y la amenaza de bombardeos, nos tumbamos en los colchones, si se les puede llamar así, se apoyan en las paredes durante el día. Las noches rodeados de extraños y en la oscuridad completa son noches que antiguamente llamaría de pesadilla y ahora de comunión, nada te hace detenerte ante la realidad, no aparece lo cotidiano, no lo encuentras, no conectas con algún hilo que te ancle a la cordura, nada se parece ni a un solo día de los diecisiete años que he estado en este mundo, no me reconozco, ni a mis sentimientos tampoco, te vence el sueño a tu pesar, y te despierta siempre alguien a quien la ansiedad por saber lo que ha ocurrido fuera durante la noche no le deja tranquilo, a mí en cambio no me aprieta nada esta desastrosa curiosidad, cada día menos, me gustaría seguir escondido, no quiero saber, no quiero sentir más esta necesidad de matar que al emerger a la luz se me acrecienta, pero la tengo, no puedo desligarme del lado visceral que me produce ver como se desmorona la ciudad, aunque ya sé que el cambio se había producido antes en un interior aparentemente normal, la guerra se veía venir arrastrándose como una serpiente bajo la violencia escondida en la alfombra, me asalta la garganta, me deja mudo, entretenido en mis pensamientos, ahora lo ataría y le quitaría los ojos con un palo puntiagudo, para que no me viera, no querría testigos para esta maldad que me aprisiona, no querría sentirla, no me hace mejor, me destruye, debo encontrar una forma de escapar de este lugar donde duermen mis sueños de venganza. Salimos al exterior, han destrozado un edificio, parece Alepo, Bagdad, Kabúl, o Saná, qué se yo, aquellas ciudades que bombardeaban dentro de los telediarios, lejos, de las que nadie nos dice quienes son los responsables, ni si sus habitantes sufren como nosotros, esta ha traspasado la pantalla, está ocurriendo porque la veo y la escucho, me construye con los mismos ladrillos que duermen derrumbados sobre la calle, me siento aún sin construir, nacido recientemente, aquel mundo que habité no me enseñó nada para este.
Deambulo entre personas que respiran profundamente, que buscan un rayo de sol que les ciegue, busco, no sé el qué, un camino, un objetivo, una salida, escapar, a final de la calle me detengo junto a un grupo, me acerco, hablan de marcharse hacia la frontera, saldrán andando por la noche, guiándose por una brújula que posee una muchacha pelirroja, si marchamos siempre hacia el sur, evitando ciudades, saldremos de esta pesadilla, somos jóvenes, fuertes, llenaremos nuestras mochilas de comida, usaremos el día en encontrarla en las colas de los supermercados y en los voluntarios que están cocinando en las plazas para los hambrientos. Pregunto si estoy a tiempo de unirme. No se producen reticencias, convocan una votación y sale el sí por unanimidad, me enseñan la instrucciones para pertenecer al grupo, las han escrito en una libreta a modo de borrador, es una protoconstitución. La leo por encima, estoy de acuerdo a grandes rasgos, no voy a discutirla, quiero marcharme, alejarme de la barbarie, del peligro de que me alisten para el ejercito. Les digo, nos vemos, voy a prepararme. Voy a casa a por ropa y el saco de dormir, mis padres se fueron al pueblo, no consiguieron convencerme que apegados a la tierra habría más seguridad, estaréis solos le dije, podemos procurarnos nuestros propios alimentos me contestaron. No los comprendo, para que queréis comer sin libertad, ni ellos a mi tampoco, comer es lo más importante. No me escuchan, el campo no es seguro, hay más soledad, no quieren oír, no habrá quien los mueva, quizás ya no los vea más, pero parece que no les importa, se enfadaron conmigo, y yo con ellos, me entristece que estas puedan ser nuestras últimas palabras. Yo solo ansío alejarme de quienes solamente saben solucionar sus problemas con el nacionalismo, he nacido en el lugar equivocado, debo encontrar mi sitio en este mundo, tengo derecho a poder olvidar, esta necesidad de venganza me produce daño, no me deja respirar sin necesitar de cuando en cuando una inspiración muy profunda y dilatada.
Bohdan es el cabecilla del grupo, o eso cree él, cada individuo al parecer se ha colocado en su nicho biológico, la muchacha pelirroja se llama Alyona y es la que nos guía con su brújula, me indican cuando estamos saliendo de la ciudad que Katya nos espera en el bosque, pregunto quien es, me preguntan qué si no he leído la libreta, exactamente el punto uno. Les digo que por encima, la he ojeado, lo de que una osa llamada Katya sería nuestro gurú, ellos me corrigen, no pone eso, es verdad que será nuestra guía, pero nada de creencias, es filósofa y ferviente defensora de la ciencia, nos espera, todavía estás a tiempo quedarte. Pero, les pregunto, ¿será una persona, una mujer con el sobrenombre de osa? Sonríen, espera, no hagas más preguntas, ya la verás, la reconocerás al instante.
En el punto cuatro está escrito que lucharemos por los derechos humanos, primero por los nuestros, puntualiza, claro, toda guerra los abole, y esta es una excusa para proseguir con ellos abotargados, ya de por sí atenuados por decirlo suavemente, los hombres obligatoriamente somos peones de la guerra sin contemplar la objeción de conciencia, el delito de odio homófobo no existe en nuestra constitución, y ahora menos, las mujeres son ganadería de cría para el resto del mundo rico que necesita niños como quien tiene que comprarse un coche o una televisión, durante el conflicto nadie sería capaz de movilizarse por los derechos que antes tampoco teníamos, el enemigo común ayuda a que nuestra democracia no se consolide, son los mismos y se alimentan los unos a los otros, los nacionalistas de un bando y de otro, los inmovilistas, los que creen que el nacer en un lugar te confiere un estatus extraordinario que te sitúa taumaturgicamente por encima de los extranjeros. La gente europea, Europa pondrá los muertos y la crisis económica, el jefe de la OTAN como siempre saldrá económicamente fortalecido, yo estoy de acuerdo con el punto cuatro, a pesar de mis ganas de hincarle una daga en el corazón al líder Ruso, pero no entiendo que un grupo de muchachos y una muchacha se otorguen tanto peso como para haber escrito una lista cuya ambición sea la de cambiar el mundo, y menos en estas circunstancias de supervivencia, debemos huir, luego se verá, aquí no podremos nunca conseguir nada más que nos maten o hacerlo nosotros, o las dos opciones, no son incompatibles, al contrario.
El segundo punto es el tipo de organización del grupo, nos conduciremos por normas democráticas, y cualquier decisión se votará, nadie será jefe o jefa, cada individuo se encargará de diferentes aspectos, como la anteriormente nombrada Katya, el único nombre que aparece en la libreta, cada uno de nosotros tendrá un cometido según sus habilidades, yo me he declarado poeta porque es lo que me gustaría ser y lo que llevo intentando un tiempo, les he explicado mis ideas sobre mundos internos y mis deseos de explorarlos, allí están las sombras de objetos y seres reales que nos inoculan lo que sentimos, la poesía es un vehículo, las palabras son el aceite que engrasa las ruedas, demasiadas palabras que no llevan a ninguna parte, las otras las mantenemos guardadas, la verdad se nos presenta delante a trozos, deseamos no salir nunca de ellos, ensamblarlos es el fin del arte, soñar en sacudir esa realidad para cambiarla, los sueños siguen brillando de día como las estrellas pero la luz del sol no deja verlos. Creo que me han tomado por el cursi del grupo, no me han puesto de relaciones públicas como es natural, pero sí a la cabeza de la redacción de cualquier escrito que se necesite, en principio pasaré a limpio la constitución con un lenguaje lo más formal posible y si hace falta enviar misivas a otras organizaciones o estados yo seré el responsable, me sobrepasa pero lo acepto, no entiendo demasiado, esta pequeña sociedad, u organismo, quieren ser una entidad propia, he entrado en ella de refilón, cuando estaba ya constituida, y no he querido preguntar demasiado, quiero conseguir escapar de este sinsentido, salir, saldremos por donde la frontera no está tan vigilada, Bohdan conoce las montañas, los senderos de esa zona, acompañaba a su padre furtivo, cazaban indistintamente en Ucrania y en Polonia, o en los Carpatos, y pasaban por barrancos, veredas por lugares a priori inaccesibles, dice que está muy arrepentido de esa actividad pero que mirándolo por el lado bueno ahora puede servirnos para huir, estoy de acuerdo, lo importante es aprender, darse cuenta, cambiar, el movimiento nos mantiene jóvenes, y no matar animales, en mi opinión, es un avance humano muy importante, es un signo de racionalidad importante, alejarse del camino de millones de años conscientemente, sabiendo que todo animal tiene consciencia, sufre, somos los únicos animales que podemos decidir terminar con el sufrimiento prescindible, lo que nos acercaría un poco más a seres humanos, es decir a tener conciencia moral, ¿quien no elegiría vivir mejor?, o ¿tratar mejor a los demás?, incluido a los otros animales, pues no, en demasiadas ocasiones elegimos lo contrario. Bohdan es una muestra de superioridad real palpable, de persona que merece la pena. También los demás, Alyona, se fue de su casa, salió por la puerta de un hogar desestructurado, hundido en la pobreza anímica, ya es mayor de edad, vivía en un edificio okupa hasta empezar la guerra, había llegado a un callejón sin salida, sin estudios pero con muchísima cultura, su única opción era prostituirse, venderse a los puteros, o prostituirse como vientre de alquiler, había decidido marcharse del país, una amiga la había llamado para trabajar como camarera en Amsterdam, va con miedo porque sabe la cantidad de mentiras que tiene estos supuestos trabajos, pero no encuentra otra opción para vivir, ella sí puede salir por la frontera legalmente, pero Bohdan le prometió que la acompañaría hasta Amsterdam para cerciorarse de que el trabajo era real, y por eso está con nosotros, los demás, como es natural llevan a sus espaldas historias variopintas con un denominador común, son hombres, y salir del país es considerado delito, debemos escaparnos de la atrocidad de la guerra, es nuestro deber como pacifistas, yo con esa palabra me siento impostor, pues si tuviese delante al líder ruso intentaría que sus sangre empapara la tierra. Es una guerra entre las dos potencias venidas a menos, al menos como referentes morales, del siglo veinte, y no queremos estar en medio del infinito odio, y de un conflicto infinito, aunque será difícil zafarse, los tentáculos son muy extensos e intensos, y las gente se enfrasca en sus nacionalismos con un afán destructor descomunal.
Salimos de la ciudad como habíamos previsto, son las cuatro de la madrugada, debemos tener cuidado, nos estamos saltando el toque de queda, andamos por calles poco iluminadas, muchos barrios se encuentran a oscuras, lo que nos facilita movernos, sobre todo al llegar al extrarradio, andamos lentamente como un escuadrón militar, con avanzadillas que inspeccionan el terreno, está saliendo el sol y hemos conseguido caminar ya por veredas entre huertos y pequeñas zonas abandonadas en las que han crecido árboles que aún son delgados, no encontramos a nadie, sabemos que nos miran, las pequeñas casas rodeadas de tierra deben estar habitadas en estos momentos, pocos en estas zonas han huido, pero tienen miedo, queremos llegar pronto al bosque donde nos espera Katya, tengo mucha curiosidad. La presencia humana, aunque seguimos sin ver a nadie, va disminuyendo, los caminos tornan a más rurales y las construcciones se van espaciando. Bohdan señala a unas ondulaciones que no podrían considerarse montañas pero se las llama así, entre esos dos montes nos espera, en el collado, hay un pequeño claro, detrás de un tocón gigantesco, me dijo, hay una pequeña hondonada imperceptible desde el camino, entre las zarzas hay una entrada que parece caer, aunque si pones los pies te das cuenta que hay una especie de escalera construida por las raíces, debajo de esa espesura lacerante nos espera. Vamos hablando en parejas con voz baja, el camino es de montaña, no esperamos encontrarnos a gente haciendo excursiones, los árboles nos protegen de la mirada del cielo. Hace un día estupendo, huele al limpio de la tierra mojada, a hojas por las que resbala rocío, a algún toque dulce de flores que comienzan ya a emerger entre el barro del invierno que dejamos atrás.
Me acerco a Bohdan, con curiosidad, me gusta, pero no sé si él me correspondería, un palpito me empujar a creer que sí, por miradas, entré muy rápido en el grupo gracias a su intercesión, quizá esté exagerando las señales, o inventándolas, no quiero asustarlo, preguntarle, no directamente, la verdad que no sé cómo hacerlo, hablo con él de lo que se nos ocurre, para pasar el rato, él se adelanta a mis deseos, yo llevo un rato intentándolo, acerca sus labios, yo los acepto, nos besamos lentamente y sus manos juegan con las mías, me acuerdo de nuestros acompañantes, sonríen como sabiendo lo que iba a suceder, Alyona levanta la mano derecha haciendo la señal de okey, creo que ha guiñado un ojo, pero como los tiene tan pequeños no estoy seguro. Me dice Bohdan, cuando estemos a salvo hablamos sobre esto, debemos ocuparnos de sobrevivir, ¿te vendrías a Amsterdam con Alyona y conmigo? Claro, le digo, nada me gustaría más que acompañaros. Entonces, dejemos aparcada lo que podría ser una relación, tendremos tiempo en cuanto crucemos la frontera, aquí sería un punto más en nuestra contra si nos arrestan, este país no es para nosotros. Afirmo, vale, en cuanto consigamos huir hablamos, aunque a mí me gustaría algo más. Eso está hecho, me dice, al menos lo podríamos intentar.
Allí está el tocón, debió ser un árbol majestuoso, parece que sucumbió por el golpe de un rayo, tiene una hendidura carbonizada en medio, tal vez los hongos terminaron el proceso, o la prisa por obtener madera para calentar un hogar, nos adentramos por donde dijo Bohdan, no tardamos en encontrar el agujero, parece la boca de un pozo por el que podríamos precipitarnos, Alyona prueba, su pie se sustenta y la vemos bajar con seguridad engullida suavemente por la penumbra, la seguimos, en cuanto se acostumbran los ojos tampoco nos parece tan oscuro, debe estar entrando el sol directo por el otro lado de la maraña de zarzas y vemos las espinas y el ovillo de ramas a contraluz con destellos titilantes, llegamos a un espacio vacío, moteado por el efecto de la luz. Al fondo me dice Bohdan está Katya, no la he visto, es tan parda como la tierra, aunque es descomunal, se pone de pie, me saca de altura otra persona por lo menos, abre la boca, espero un rugido, pero en cambio escucho una pregunta, ¿cómo os ha ido el camino?, me asombra aunque estuviese advertido, la imaginación no había previsto estas sensaciones extrañas, los demás la conocían, se me presenta, soy Katya, sé que te resulta extraño que una osa hable, los animales que no son humanos nos comunicamos también aunque no lo creáis, muchos os entendemos por vivir a vuestro lado, yo lo hice desde una pequeña jaula dentro de un complejo para la naturaleza, vivía en una especie de zoológico, para que los niños de ciudad pasaran unos días en el campo, un circo me vendió con tres años, cuando prohibieron los circos con animales en buena parte de Europa, aprendí a hablar de manera autodidacta, un día no pude reprimirme, y a una limpiadora muy amable y cariñosa conmigo le di las gracias, ella se asustó como era esperable, unos días después vino y me preguntó que si lo que había oido era fruto de su imaginación, yo le contesté que no, era real, esta vez se quedó a hablar conmigo, se llama Mariya, una mujer excepcional, mal pagada y peor valorada, no sé como convenció a los jefes de que me pusieran una televisión en la jaula, debía ser que la iban a tirar, era un viejo televisor de tubo, me enganché a los programas culturales, y a los concursos, lo que aumentó el espectáculo, junto con la monerías que realizaba, las había aprendido en el circo, cuando me lanzaban comida los niños, ver a una osa sentarse en el suelo delante de una televisión llama muchísimo la atención, era el espectáculo del zoológico muy a mi pesar, los demás animales dormitaban aburridos en sus pequeñísimas jaulas, nadie sabe lo que es hacer reír con el alma terriblemente triste, pero al menos no me aburría, yo lo interpretaba como cariño, aunque mi yo racional sabe que no era esa la razón de que me lanzasen comida para que bailase, se reían de mí por considerarme un animal inferior que poco piensa y que poco siente, les parecía que era una excepción a los de mi especie, superior en cierta manera, porque sabía bailar y ponerme perfectamente sobre las patas traseras imitando a las personas. Llegó la guerra y Mariya me abrió las puertas antes de irse, habría muerto de hambre si no es por ella, no quedó nadie, dijo que se marcharía por la frontera con sus dos hijas, tenía familia en España, seguiría limpiando, dijo que no serán más marranos que los de aquí, abrí las jaulas de los demás animales, y huí hacia el este, me encontré con Bohdan que iba hacia la capital por un sendero, no sé cual es el motivo, debe ser que estaba cansada, o cabreada, pero no fingí ante él, me salió preguntarle si conocía el camino hacia Rumanía, me han dicho que allí en los Carpatos viven muchos de mi especie en libertad, aunque no sé lo que haría yo con osos, pero en fin, lo mismo encuentro mi lugar en el mundo, Bohdan no salió corriendo, se quedó cayado, en silencio, después me lo dijo, esperaba la muerte, sentía que se había desplomado ante el miedo de verme, y deliraba, o ya había muerto y se encontraba en la otra vida hablando con una osa, en fin, reaccionó a los pocos minutos y me contestó, sí lo sé, quizá salgamos por allí, voy a reunirme con un grupo de compañeros pacifistas en Kiev, me instó a acompañarle, por el camino hablamos mucho, yo debí camelarlo con mis frases, aprendidas en los libros, también me llevó libros Mariya, de filosofía, de personas dedicadas al pensamiento, una colección bastante importante, se los encontró al lado de un contenedor, leía por las noches, y me gusta soltar unos royos importantes para afianzar conocimientos, el grupo es mi sparring .
Bohdan mueve la cabeza, es humilde Katya, es una filósofa con muchos conocimientos, es nuestro referente, ya la irás conociendo, como ella explica de vez en cuando, usa el método socrático, necesita lanzar frases y sus preguntas y con las contestaciones construye nuevas explicaciones y nuevas preguntas, es insaciable, pero nos mejora enormemente.
Comienzo a salir de mi estupor, hacemos un corro, nos sentamos, las zarzas conforman una cúpula, veo el cielo como un puzzle sin terminar. Vamos a pasar la tarde, de madrugada saldremos hacia el sur, Bohdan conoce muy bien el camino, no necesitamos luz, andaremos de noche y dormiremos, o descansaremos de día, Katya nos avisará de los peligros con su olfato. Katya dice, el mundo es un lugar peligroso para vivir, y no a causa de la gente mala, si no de los que no hacen nada al respecto, nosotros somos pacifistas y por tanto no vamos a luchar por nuestro país matando a otras personas que mueren por el suyo, no se trata de países si no de humanos, sean de la especie que sean. Todos sonreímos, nos falta decir amén, pero para que están las lágrimas si no para rubricar la belleza. Katya añade, las ideas predominantes en cualquier época de la historia son las ideas de la clase opresora, y como dijo Bertrand Russell, la mayoría de las personas prefieren morir que pensar, y en realidad eso es lo que hacen, y hoy, aquí, en este país, se puede tomar esta frase como literal, nosotros no vamos a morir ni a matar, no nacimos para matar a nadie. Nos falta vitorearla, Katya tiene una voz dulce y serena, pero firme y sin titubeos, lo que nos produce una gran seguridad, pienso en la paradoja de que haya tenido que venir una persona de otra especie para que nos demos cuenta de nuestra ignorancia y desorientación, quizá el mundo debería conocerla, no estoy seguro, bienvenida sea, no será fácil, nuestra obligación es luchar por los derechos humanos, algo totalmente subversivo e ilegal. Se me han olvidado las ganas de matar, lo digo en voz alta. Replica Katya mirándome, ¡por los derechos humanos, de todos y todas!
Como dijo Beauvoir el ser humano es el hombre, y la mujer es la hembra del ser humano, inventaremos palabras si es preciso, el lenguaje modifica el pensamiento, dice Alyona sonriendo y cerrando aún más sus ojos, las dos mujeres del grupo os mojaremos la oreja.
Reímos a carcajadas, seguimos con chascarrillos, historias intrascendentes, torpezas, anécdotas, pequeñas manías, apetencias simpáticas, el ambiente es distendido, me parece estar en otro siglo, a miles de quilómetros, hasta en otro planeta, ya no hay guerra, nadie necesita enemigos para mantenerse en el cargo, los rusos y los americanos no existen, al menos esos países en los que viven que se sienten con la obligación de pelear por ser los dueños del mundo no están sobre nuestras cabezas como espadas de Damocles, y nosotros no nos encontramos en medio exponiendo la vida, la salud, y la economía, Europa ha sido liberada de las ataduras de la violencia y el capitalismo salvaje, y se siente con la autoridad moral para implementar en sus territorios los derechos humanos, la salud, y la armonía con el medio ambiente con todas sus consecuencias, para todos y todas, y actuar de faro para el resto del mundo, han sido eliminados los referentes machirulos y violentos. Ya sé, es mi sueño, lo he inventado yo, pero me siento tan eufórico ahora mismo, somos pocos, atesoramos tantas fuerzas.
Hacemos con los pies, apartando ramas y piedras, una hondonada en el suelo para acomodarnos con los sacos de dormir. Katya de repente se alarma, cambia su rictus bondadoso, grita, le sale también un rugido y gira la cabeza abriendo las fauces hacia arriba, ¡huelo mucha gente!, nos han encontrado, ha sido un placer haberos conocido, nos enterrarán aquí, al menos hemos sido libres un tiempo, ruge de nuevo, necesitamos no creerla, todavía escuchamos el silencio, sin embargo está en lo cierto, cae tierra, oímos máquinas, corro entre la maraña de pinchos, subo por una de las paredes rasgándome la piel, no siento dolor, el aire se llena de humo, de toses, y vómitos, el rugido bronco de Katya, alaridos, Alyona, Bohdan, rugen las entrañas, me he quedado mudo, sordo, se produce una explosión que me eleva y me introduce unos metros en una espesura que me rasga la piel por completo, quedo atrapado como una mosca en una tela de araña, debo estar sangrado, no siento dolor, no puedo moverme, poco a poco el silencio de la muerte se va apoderando del espacio y del tiempo, la libreta donde se escribieron los estatutos de esta sociedad efímera se encuentra detenida a unos cincuenta centímetros de mi cara, cerca también, aunque no lo siento real, trozos de cuerpos de mis compañeros, alargo el brazo entre las espinas, la tengo, es mía, si consigo salir de aquí, no lo sé, no estoy seguro de encontrarme entero o sano por dentro, olvidaré a los enemigos, olvidaré la venganza, no vine a este mundo a matar a nadie, aquí junto a mi pecho guardaré la prueba para quien quiera oírla…