Educar a la juventud, antes a los niños, antes a los bebes, afianzándoles en la idea absurda y cortita de que son el centro neurálgico del universo, como hacen ciertos padres y madres, sin inculcarles una pizca de la conciencia y consciencia de que sus actos producen consecuencias, no solamente en ellos, si no en el engranaje del que forman parte. Es un suicidio personal y de oportunidad, es una perdida de una vida, un desperdicio de tiempo y de espacio, ya no se repetirán en este mundo, pues cada humano, así como cada célula, es diferente, y estar habitando un cuerpo que contiene todo el pasado, y todo el futuro, un cuerpo que no conoce, ni fue fabricado para eso, lo que es esa libertad barata de la que hablan mentes populistas y económicamente holgadas intentando, y consiguiéndolo, engañar a una población a la que esas palabras le suenan a música eterna y celestial. Estar habitando un cuerpo debería tener un grado de implicación intensa. El organismo de cualquier animal tiene un objetivo más excelso, más a largo plazo, y el del ser humano no iba a ser menos, formamos parte de la tierra, verdadera madrepadre, verdadera existencia imperecedera, la importancia de nuestra vida es que le pertenecemos a ella. Esa poca de inteligencia que tenemos, y que sobreestimamos, a veces nos lleva a pensar que la individualidad lo es todo, por haber sido creados o elegidos por el ser supremo, la frase yo me lo merezco se usa demasiado, sin embargo la individualidad es tremendamente efímera para tomarla en serio, la muerte siempre habla y habla, no para, pero la vida tiene la ultima palabra, no a nivel individual, claro. Entonces, por qué educamos a los niños y a nosotros mismos en la creencia religiosa, que sectas y sectas milenarias nos han inculcado, de que todo es perdonado luego, que nada de lo que se haga tiene consecuencias aquí, en esta tierra que carece de importancia para ellos, pues luego rendiremos cuentas, nos perdonan una y otra vez, son padres y madres, dioses hombres que nos malcrían para luego reprendernos y perdonarnos en un círculo que nunca acaba, y todo el mal, y todo el sufrimiento aportado al conjunto de la sociedad no importa, la libertad y luego pedir perdón, esa es su moral, esa es la moral que nos enseñan y enseñamos. La inteligencia se mide en la capacidad de predecir que consecuencias, malas o buenas, tendrán cada uno de nuestros actos. Si es así, por qué nos empecinamos en subir al altar la libertad de la individualidad, para engañar y ser engañados por las élites, que creen merecerse más la imaginaria libertad, dejadlos con su dinero, a ellos solos, en una isla desierta, veras como usan esa libertad que significa yo puedo comprar lo que quiera incluso a ti, incluso la sonrisa, el bienestar, la salud, la educación, el puesto de trabajo…, estarían perdidos solos, nosotros también, por mucho que rezonguemos, necesitamos al grupo para sobrevivir, pero un grupo justo e igualitario.
¿Cuál es el principio de mirar hacia otro lado para lo que nos pueda hacer libres, y mirar sin poder apartar la vista cuando lo que miramos nos hace daño?
Podemos beber vino, podemos comer carne, podemos conducir un coche, podemos relacionarnos cercanamente con los demás en estas épocas de pandemia…, nadie afortunadamente nos lo impide en esta sociedad que vivimos, aunque haya normas que regularicen los comportamientos, todo está en manos al final de la responsabilidad personal, debemos saber que cada acto producirá una consecuencia, que no es ni buena ni mala aislándola, pero si se descubre, o se sabe que, por ejemplo, comer mucha carne es malo y se intenta desde las autoridades sanitarias que se consuma con moderación, no se hace para coartar la libertad, ni para destruir un sector, aunque se potenciaría otro, se intenta, tanto protegerte ti como a la sociedad, porque no se trata de un individuo, no pasaría nada si prescindiéramos de mí, o de ti, el mundo, la sociedad seguiría moviéndose, somos un eslabón, un poco de un cuerpo que transmite a sus allegados aquello que siente, con sus gestos, con sus palabras. La libertad es deseable, pero para todos, la libertad consensuada, la liberta con conciencia, la libertad todos a una, la que lleva implícita justicia, equidad, igualdad… no la otra, en la que solamente pedimos querer realizar nuestro deseo sin ahondar más allá.
Si mejoramos un aspecto de la sociedad nos mejora a todos, hay muchos ejemplos de oposición a mejoras y avances, que una vez conseguidos no se cuestionan. Esa cortedad de miras de un sector de la población desde siempre ha sido un lastre, un peligro de retroceso, ese miedo al cambio, a quien no comprendes, ha estado oprimiéndonos, restando empuje a los avances, a la felicidad, a la alegría, al movimiento. La libertad mentirosa engaña al pueblo, por un lado te empuja a ser libre para drogarte, para ser tú, gritando con un vaso de plástico con cerveza en un lugar cualquiera, ¡dejadnos, dejando drogarnos!, pero te cierra el grifo cuando necesitas atención médica, una educación que iguale clases sociales, un conocimiento para situarte de verdad, con percepción de donde te encuentras.
La libertad es más compleja, es más global. más humanitaria, nos la quieren vender, como hacen con todo, la libertad verdadera siempre se ha conseguido luchando por ella, no hay otra, pero lo primero que debemos aprender es a diferenciarlas.