Una tarde recapacitando sobre los espejos

No existe la fuerza suficiente

para torcer el gesto  

del recipiente que contiene el agua

en que todos por supuesto nadaremos, 

es una entelequia ruinosa, lúgubre, 

una sopa de letras inversa, 

Homero se debate en su tumba, 

su ceguera nos mira, 

y ni aún así rompemos nuestro empeño

de sacrificar aquello que nos hace protagonistas,

necesito que no sonrían, no está el motivo, 

tal vez su acecho, su odio, que no parece odio, 

para mí lo es, la tierra se rompe siendo nosotros ella

diabólicamente usada para aplaudirnos

es nuestra tanto como nuestra, 

no nos adecuamos al traje

agujereamos la piel 

que se ponga por delante

para ajustamos el cincho,

somos tontos, impresiones de un verso inválido 

o volamos como un ave que solamente anda,

la mentira  la respiramos creyéndola aire

pero los tropezones atoran, atoran hasta que nos ahogan,

somos tontos, impresiones de un verso inválido.

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