Sin recuerdo no sabemos
que hacer con el futuro
se nos escurre de las manos
y la oscuridad no insufla aversión,
sin futuro no construimos pasado
aquello en lo que habitamos,
y sin ubicar en la rota tentación
el presente, el regalo, el tacto
no comprendemos ni el lugar
con su oportunidad, ni su espacio,
la truncada existencia de la memoria
es un compendio de razones y sonidos
que rezuman ambigüedad
pero con ella subsistimos,
anhelamos y erigimos esperanzas
aunque tampoco hayamos estado atentos
a construir una imaginación lozana
para estructurar lo que ocurrió,
nos quejamos sin haberlo decidido,
nos turnamos en la tonticia, en el bebercio
en la ignorancia del continuo
para arrobarnos en la soledad sin mundo,
como si una niebla triunfante
nos quemara lo que sueña ante los ojos.