¿Y quién lo entiende?
…
Los caminos fueron infinitos al comienzo
y los resultados finitos cuando desovaron,
…
En una reacción en cadena interpretamos eco crucial
luz tártara, suspiro celeste, porfiria seca, estigma angosto,
nos replegamos a cuchichear en nuestro edredón de rata
con el sudor frío de la culpa, y la necedad de incauto
entre miedo y miedo nos mantuvieron la cabeza gacha
entre verdad y verdad nos creímos mejor la mentira,
…
El tiempo se inventó aquella tarde de primavera
en la que la luna había caído como un ascua
suspirando dolores, hirviendo la gélida tiniebla
lo construyeron andamiaje rodeando la estéril espera
aquello fraguó y se convirtió en una faja pétrea
loca como el frío de hueso, tonta como la luz de oído,
y como lo dejamos seguir, esa tarde y su invento,
aquí nos tendréis construyendo aire en los castillos
para siempre que es igual que para nunca.