Las manos del reypieza.

El rancio paladar no contiene empatía

se asoma al abismo a morder bruma

murmurando, buscando peones, le hacen falta,

ninguna importancia tiene el ruido de las olas

su repiqueteo sube la ladera en busca del reypieza,

las torres se apostan cacareando viejas glorias

los alfiles no comparten su diagonal, la guerrean

los caballos relinchan notas de afeite y madera

la reina que se creyó la igualdad fue indignamente usada,

No tiene nada, ni fuerza, el ruido de las olas,

el tablero está construido de tal manera

que en cualquier momento, como un truco de magia

el silencio se instalará en la memoria,

los pasos que ahora nos parecen avances

se derretirán entre las absurda páginas

que se envalentonaron de hipocresía,

el propio reypieza se encuentra tranquilo

los peones controlan la historia

siempre se arregla estirando las sabanas,

las casillas en blanco se comerán el tablero

los movimientos serán radiados

por acervos de manos masculinas.

A %d blogueros les gusta esto: