Ese silencio ahogo que sacude.

La ciudad de los quince minutos está detenida
parece que no ocurre nada,
de puertas para dentro sucede el hambre
la ausencia, el abuso, el maltrato,
hay quien llora con la boca seca de lágrimas
y quien esconde su dolor incluso detrás de las puertas,
ellas se pintan el rostro de guerreras del disimulo
ellos enarbolan la pose de vencedor en las Termópilas
los niños caminan con el miedo y la nada heredados
y los pozos sin fondo se anclan a las esquinas,

La ciudad de los quince minutos parece que rueda
y que sus engranajes transparentes de reloj dan puntualmente la hora
pero quien la mueve es todo lo que en ella se haya escondido.

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