Recelo del siempre

La casa no tiene puertas
la casa no tiene ventanas
la casa se aleja quince minutos
la rodean ecos ignorantes,
hacia dónde mires calles sin desenlace
ingeridas por vehículos de guerra,
la gente escondida camina
no tiene dientes, ni labios
ni pómulos, solo ojos de lástima
y yo con ganas de aportar jerigonzas
a las almas quietas y difusas
que se asoman a las no-ventanas
que flotan, que se ofrecen
como Obleas de santiamén con recuas,

rotos paisajes, ciegos
y pájaros mudos,
todo está detenido y lejos
se ha fundido con el anhelo
se disuelve, se espolvorea
porque hoy sopla poniente,
allí en la esquina de la rada
se acumulan los desechos
de la normalidad tan tormenta,
vuela, te dicen, salta, te empujan
sales por las no-ventanas
vuelves a la noche
atravesando las no-puertas,
en la no-mesa te esperas
eres tú y tu no-tú
coméis la gran fuente de no-sopa
dormiréis en la no-cama
hasta que despertéis del no-sueño,
temeréis al encuentro
a la no-presencia del destino
y será el nuevo no-día
el que os hablarán del siempre.

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