Fuisteis de casas con las puertas lacadas
y las dejasteis secar al sol como sencillas ventanas
hasta que su translucida emoción viajó
al sótano de luz halógena y sombríos remiendos,
allí desde que os cambió la noche
despiertan las puertas ya ajadas
apiladas sin la bendición de una bombilla,
todo son huecos, huecos y peste
el viento entra desde todos los flancos
y sale con el disgusto de no haber luchado.
Dijimos que saldríamos mejores.
