Este verano cuando se detenga el mundo
en la ciudad de los quince minutos
cuando lo de lejos es un demente averno
en el que campa la insolidaridad
y el déficit por el bien común,
volverán las paredes a acercarse
y los coches a enseñar sus huesos
aparcados en el suspiro limpio,
las mentes a divagar y construir alcantarillas
con la tonterías y los aplausos,
en cambio el reconocimiento y la financiación
lo contratacaremos en la calle y en las urnas,
la memoria es tan pequeña
que la ciudad de los quince minutos
nos parecerá inmensa.
Boquearemos buscando el aire
fantaseando
con el alcoholismo y la necesidad del servilismo,
la ciudad de los quince minutos
será nuestra zona de distracción.
2 respuestas a “La ciudad de los quince minutos”
Fantástico!! Triste pero que bien contado!
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Gracias.
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