¿Un mar entre ventanas de qué me sirve?
es apático y mórbido,
atraviesa un cristal de sumisión entera
es tan tenue que los barcos están matizados
entre pinceladas aguamarinas,
la luna negra absorbe su reflejo
en la idea demacrada del cielo,
voy a desunirlo de mis palabras
compruebo que su risa es elástica
y mi sonrisa se esconde entre mi boca,
y luego una broma para dormitarlo
desunirlo de cualquiera de mis pies andando.
Mi humor: el gran encubridor. (Alejandra Pizarnik)
