Los cuerpos se cubren de ceniza
se fragmentan las camisas
de los hombres orondos
los niños bajo las mesas
las madres intentando
sostener las soflamas del mundo,
todavía seguimos deteniéndonos
somos de lástimas y espejismos
nos dejamos caer en la alfombra gris
que flota bajo el Vesubio,
las llamas nos cauterizan
nos detienen el último gesto,
las manos a la cabeza
como si en algún instante
la eternidad tuviese remedio
y el grito perenne
por si en cualquier siglo
alguien nos oyese,
el fascismo baja lentamente
¿no lo oís?, pronto lanzará
explosiones de vileza
¡no seáis humanos!
huelen el sudor y la empatía
¡pareced roca y metralla!
así permaneceréis estatuas
eternamente.
La mala retentiva enreda con el fascismo.

Una respuesta a “La mala retentiva enreda con el fascismo.”
Gran poema , Lorenzo y cierto. Vamos a repetir errores para convertirnos en estatuas de estupidez. Cómo somos los humanos.
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