He singlado caminos como si de una nave sin espuma me trataran
conociendo la mugre, el pequeño trozo de esa bolsa
que transportó algo que ya no es más que otro retazo de marisma
el suelo, el aire es tamo de nuestras creaciones efímeras
nuestra inteligencia es la tontuna con el sol oculto
lo mismo que la noche, que la insolencia
que es la muerte riéndose a través de nuestro cuerpo
como un burbujeo de espera,
somos un rosal al que solo florecen espinas
dejar, dejaremos la tierra quemada, el azul del cielo se mantendrá
el agua del mar seguirá salada ceñida en envoltorios
y la tierra disfrazada de planeta disimulará milenios
hasta que no quede rastro de vergüenza.
Sabemos que no estaremos, estarán
ellos se la apañen, ¿es venganza?
los de atrás pensaron lo mismo
¿y qué salida nos queda?,
cambiar, buscar y regalar conciencia
o dejar que la propia muerte del futuro
hable, sabemos que mal, de nosotros
y seamos una generación tan vieja
como cualquier plaga salvaje,
que devasta
y cuando termina la faena desaparece.