Fernando Pessoa: Soy una dispersión de añicos sobre un felpudo por sacudir.

Aborrezco la queja general
soy yo quien debería quejarse,
pienso en duda contante
ejemplarizo obsesivamente
el principal pupilo soy yo,
escucho cualquier latido
los persigo bajo la penumbra,
perdono a la culpa
ella no tiene culpa,
caí y me trocee en guijos infinitos
el dolor es lo único que siempre está,
mi relato atrae a la apariencia
yo me ofrezco ejemplo de índole
espero emperifollar lo simple
para que no termine como un adorno,
somos fieles reflejos
me pierdo en el espejo
tranquilo, roto y siempre entero
andando con pies de luna
bajo el gemido hueco
de la primera explosión.

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