La risa no puedo considerarla
mi mejor llanto,
se parece tanto,
con ella marco la distancia
a la única certeza
con su vaivén de pulmones doloridos
renuncio al sentido perenne
y me uno al aire eterno
y al sueño del agua,
compruebo que me hacen gracia
hasta los avatares ruinosos
del cuerpo y el alma,
la ruindad y el catalejo sucio
los políticos con su perdón tatuado
la maldad con sus continua mutación,
río a más no poder
con la injusticia, las fronteras
pintadas en el suelo,
la carcajada es más pronunciada
cuando el dolor es más fuerte,
abro la boca como un loco
como un quijote desencajado
que ve diabluras secretas
en nuestro golpeo continuo,
la risa en extinción, la vida, su seriedad
nos llevará, nos arrastrará
a la condena que será historia,
siglo de llanto nada
de boñiga camino,
vientre apetito
de luces que nunca
produjeron sombra.