Sobrenombre disfunción en la palabra
que se ablanda cuando se razona
y en la espalda un rubor salpullido
que desflora la concepción del grito,
aquella imagen del trozo
suspendido y muerto
como una magdalena desdicha
por el café, supuso
comentarios atroces, y luengas
explicaciones, repuso
a los pistoleros en su puestos de vigías
y entretuvo al burgo
para que el disgusto
no se convirtiese en pensamiento,
y sigue allí, en aquel antro
de horror, superior a la muerte
en el que esperar al juicio concluyente
a que se ejecute por ser inocente
a salir en bandejas de forexpan
a ser enganchado, colgado
en exposición de género macabra,
nuestra boca morderá sus estremecimientos
nuestra garganta tragará su tortura.