No consigo luchar contra la enfermedad
aunque me mantenga erecto por orgullo,
me dejo guiar por la calentura con su imaginación
de túnica oscura que todo lo resguarda,
y nada, siquiera el futuro importa,
la sensación de un cuerpo roto
al que dejo de querer como transporte
me entretiene frente a un espejo arrugado,
y creo que hoy será la última batalla
a la que a veces me rindo y otras le toso.