Se nos arrugan los dedos
con el poniente líquido
y la impaciencia,
debajo no resiste nada,
es la verdad y el vuelco
con sus trepidantes ojos
los que nos estremecen
con el vacío general,
las luces sin sombras
enseñando sus dientes
demasiado blancos, y el ruido
que inventa un silencio
primario al que acudir
y refugiarse,
malos lugares
mala violencia
malas guerras
rodean la tierra,
sería acercarse a la mano
a la acaricia, a la piel
y saborear el placer inmenso
y susurrar, muy importante
y doblegarse a la pasión
y volcarse con el otro
y detenernos, escuchar, escuchar
no cansarse de escuchar
y la boca cerrada
y esos ojos semientornados…