¡Fuera las malas personas!

 

Hay un tipo en el parlamento europeo que dice que las mujeres deben cobrar menos porque son menos listas, más pequeñas, menos hábiles que los hombres.

Según su baremo moral él debería pagar para que le dejasen trabajar.

Yo comprendo que todos somos machistas, hombres y mujeres, en mayor o menor grado, la cultura no es una pintura que se caiga con un buen decapante, necesita bastante más. Además de aceptar que algo no funciona, que media sociedad vive con menos derechos que la otra media, hay que luchar en contra de lo aprendido, y con mucho tesón, pensamiento, y años, más de una vida, las conductas se consiguen cambiar. Lo comprendo, pero debemos aceptar que la igualdad es la forma más racional, democrática, y sobre todo humana de vivir, los derechos de unas o unos no merman la de otros u otras. En sociedades más igualitarias la gente vive mejor, es más feliz, los que fueron opresores y lo que fueron oprimidos.

Todavía quedan muchos frentes por los que luchar, en algunas países hemos llegado  a una igualdad ficticia porque está escrita y apoyada por leyes, a veces poco implementadas, pero salir a la calle o entrar en las casas  nos golpea con una galleta de realidad. Escuchar a tipos como ese, que no están solos, pues habrá gente que los ha votado para que suelten esas pulmonías, nos barre hacia atrás en el tiempo como si fuésemos esos papeles tan bonitos y esas leyes tan graciosas y apareciésemos en otro siglo y nadie nos comprendiese.

La indiferencia es lo peor, dejar que esas palabras vomitadas sobre el parlamento europeo, que debería ser la casa de los derechos humanos, queden impunes es muy grave. Europa, a veces nombrada adalid de los valores democráticos y de la libertad no puede permitir que el odio crezca. No seamos de nuevo campo para esas semillas.

Toda persona por el hecho de nacer tiene los mismos derechos y debería disfrutar de las mismas oportunidades. Luchemos con la palabra y la verdad humana, y echemos a los monstruos que nos han martirizado durante la historia. ¡Fuera las malas personas!