El macho colocando los ojos blancos
al oír la voz de la igualdad
temblando y emborronando
sus genes que se escribieron
minuto a minuto a escoplo,
revolviéndose contra su propia verdad
tendrá al menos dos opciones,
empeñarse en su terquedad
o acunar lo que desea brotar
desde el primer día ,
ese que arrullaron puntualizando
porque algo inútil se apagara
contra el miedo de ceder el sitio,
por mantener esa cosa,
la que cuelga.