La vida está formada por metales innobles, pero ninguno envejece peor que un trofeo (Joan Margarit)

 

 

Y en si la mañana me respetó la humildad con la que vivo

agazapado, dejando mi huella, como lo suele hacer la mosca

cinco días y final, y para qué más, para revolotear esperando

un premio, para volver a hacer algo porque lo has olvidado,

me siento feliz cuando me reconozco en el espejo

cuando no busco, ni rebusco, ni siento que deba encontrar una última etapa

si no caminar un camino con mis pies y la voz áspera

que sonríe a veces a poquitos como suele latir un corazón de pena.

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