Al final de la semana
aguarda la montaña
me desafía desfilando enmudecida,
descendiendo por mi espalda
confiando en su potencia
hablando de mi fragilidad
de su fría apariencia,
nutrientes para mi epidermis pávida,
la altura y el hondo abismo
comparten piernas y escepticismo,
los retos sin duda
son un sillón en una sala de estar,
la gesta es durabilidad,
entre los labios
suena el silbo
el pulmón
de la espera,
soy espalda
y ella muro,
soy anemia
y ella nervio,
la mole, la ruina
de choque tectónico
y yo la carne flácida,
¿cuantas palabras nos unen?
arriba solamente silencio.