Esta luz sinuosa
que recibe al día
con oscuridad y enigma,
y tú, la duda, la siembra
esperando al grano que hambrea,
confiando al guardián
la entrada del túnel que escapa,
y yo, con la boca abierta
atrapando frío y moscas
suponiendo un nombre, una palabra
solitaria y bien dicha,
y el caos borrando a los objetos
como se han nombrado
inventando nuevos nombres
para obligarnos a perdernos
en los mismos dédalos
que nuestros padres. (Y madres)