
A los fascistas de este siglo
les falta el glamour de las botas y el barro
el grito engolado contrayendo la esperanza,
pero son los fascistas de otros siglos,
a los tontos de este siglo
les faltan las excusas y el aislamiento
aunque son los tontos de otros siglos,
son hordas retroalimentando
el abrevadero del odio y la penuria,
somos más los que entramos en el juego
naturalizando el discurso como polarizado,
en la sierra hay un lobo que anda
y no aúlla, es silente y venerado
como una haz de blanca espuma,
la luz que deberíamos seguir, también anda
también se escucha, es gritona y olvidada
es amor bien entendido, respeto y vivencia.
juegan, les hacemos el juego
el ventanal escurre el llanto
la libertad no tiene dueño
cuando más lo dice una boca
más escupe saliva y muro.