
Se inculcan recuerdos falsos, la credulidad mata, como ha demostrado buena parte de la historia, se repiten los errores, nos pueden acusar de que tenemos la culpa, de que nos queremos suicidar, los políticos son el reflejo de la sociedad, al menos de una parte, de las élites que se crian en colegios mayores, el caso es que nos encuentran siempre con la guardia baja, es un plan bien ideado, estamos ocupados en comprar con todas las creencias a tope, para que no nos falten tantos y tantos objetos y necesidades que son imprescindibles, subimos a los altares el relato externo y la vida después de la vida, nos escriben un guion a lo Disney, eso debemos esperar, el abotargamiento, todos nos drogamos y quien dice que no se droga el doble, fiestas con regalos envueltos miles de veces con papel y plástico, luminarias en navidad que nos animarán a acercarnos a las tiendas como flautas de Hamelin, un trabajo, sea precario o no a los treinta, un hijo o hija al que abandonaremos con los esclavosabuel@s, una casa que nos ahogará la felicidad y que un día muy lejano será nuestra, ¿para qué?, ¿nos la llevaremos?, ¿la venderemos para poder pagar una plaza en una residencia?, es un camino prefijado que no elegimos pero en el que ponemos la vida como si fuese nuestro más profundo deseo , un coche que nos llevará de un lugar a otro, pero nunca hacia la libertad de pensamiento, en ningún sitio donde se pueda aparcar un coche llegaremos por propia voluntad, los parking están ya construidos.
Ahora los “moderados” nos prometen que bajaran los impuestos para que dispongamos de más dinero, y el debate verdadero, el que no se oye, es si el sector publico debe tener más importancia o no, entramos como toros al trapo mientras los trileros nos desmontan la poca equidad que se conquistó con mucho esfuerzo y de la que no disfrutan la mayoría de personas en el mundo.
La discusión de los impuestos esconde la imposición de debilitar lo publico, esa sanidad que la intentan transformar en privada, que no podrás pagar aunque te descuenten de impuestos cien euros al año, o esa educación que podría equiparar al que menos recursos tiene y ayudarlo a subir en escala social, y aquello de que hay que atraer a los ricos es de tan excesiva altura mentirosa que nos la cuelan entre el esperpento de los debates moderados sobre impuestos del patrimonio y otras memeces, si los ricos son patriotas que paguen los impuestos, si son buenas personas que luchen por la justicia social, igual digo para los demás. Pero por favor, que no nos engañen con el debate, que nos digan la verdad, o que nosotros seamos capaces de escuchar con más atención, los políticos “moderados” no son tan listos pero los que están detrás sí lo son con toda su parafernalia publicista son como transatlánticos que arrasarán todo.
Se inculcan recuerdos falsos, debemos estar al acecho, pronto escucharemos que hubo un tiempo mejor, y quizá el miedo nos hará recordar.