Vernos por dentro
en un espejo
que no de importancia al pellejo
a la arruga, o a ese pingajo,
que nos refleje el afecto
la ternura, la bondad,
o la amargura,
que sepamos por donde construirnos,
que tendón tira de la voluntad
la tenacidad, o el cariño,
ese espejo al que no queremos mirarnos
ese lo quiero yo para mi cuarto.