
Ellos no nos oyen,
las personas no pueden evitar
sentir lo que sienten,
pero si pueden meditar
sobre por qué sienten lo que sienten,
ellos no nos oyen,
nuestras antenas están estropeadas
y por eso nos empujan a virar a la deriva,
sus miradas huyen cuando la nuestra no está,
me voy a contar una historia,
a veces el silencio sufre, otras ríe
siempre habla, entre tanto siente,
sentado en una escalera he comprendido
galaxias,
haciendo un agujero en la arena
he vaciado el mar,
el personaje de un libro
se ha interesado por mi salud,
un ratón que estuvo quieto, de pie
aguantando su espalda contra la pared
me reveló que existen palabras que huyen,
se hicieron para correr,
y con ellas, acompañándolas con mi mutismo
me fui a volar espacio adentro
hasta donde ya no tocaba pie,
sacié el hambre de agujero negro
esparciendo ansiedades a otros comensales
sin que ellos se percatasen que les estaba hablando,
yo solo rodeado de gente
me conmoví ante una sonrisa
que trajo como regaló un recuerdo,
no existe el final
cada día se produce esta lucha sin guerreros
de opresión sin opresores,
no existe el final
los gritos, el cacareo, el ruido
son solamente un día más.