Si la justicia existe cómo hacemos para no encontrarla.

Le costó la historia ganarse una queja

y se materializó en sordera,

el camino no se deja domesticar,

dentro de la nariz el miedo y la esperanza

un sonido amargo trepando por la garganta,

no aspirando ser positiva esperó la tardanza

rota la espada, quedó caminar a otra etapa,

cuánto privilegio sentirse libre y encerrada

con esta espera eterna, soma y entrega 

papel higiénico, restituciones, alborada,

En cambio la nada abarcó hasta ser clara

y eso que completó las etapas, ella sola,

predichas e ignotas, lúcidas y oscuras

una vida, un espejismo, bajando la cuesta

hasta verse en el espejo de la verdad

vieja, gastada, aunque su interior

más joven que el día que comenzó,

y como a todas mil promesas 

y todas las indignidades concedidas,

Gritó tal vez sus ultimas sordopalabras

al menos las que tuvieron enjundia

el peso de las no dichas fue alto

las vieron hundirse sin promesas,

si el infierno hirviera como cuentan

la tierra habría sublimado, apagada.

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