En construcción

Al menos en dos periodos se nos educa con hábito
e intención directa de que no busquemos quienes somos,
primero fuimos infantes
que dedicados al holgar queríamos crecer
buscándonos entre la maraña como nosotros,
y los padres
no supieron por aprendizaje previo dejarnos,
dándonos de comer el convencionalismo
enfrentándonos al canon erecto de la sociedad
y a la sentencia firme del veredicto,
posteriormente, los hijos
nos obligan a ser esa figura
que de entre la noche surge aún gigante
y a la que tal vez no importa como termine
solamente que esté ahí siempre
como un espantapájaros en medio de la huerta,

nos educan los padres
nos educan los hijos,
buscar el nosotros
se quedó acurrucado para un tiempo mejor
que tal vez pase y no advirtamos su aspecto,

en la versión realista
se explicaría que estas relaciones son humanas
configuran el nosotros
y sin ellas el vacío, la soledad,
reflejaría en el fondo de nuestros ojos nada,
pero siempre se pueden hace la vida de otro modo
que todos aprendamos, crezcamos, maduremos
a partes iguales, y que mientras discurramos
por el camino seamos siempre personas
aparte de padres, madres, e hijos,
compañeros en este viaje
en el que somos todos nuevos.

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