Temblarían, ya no reposarían entre su letanía perfecta y giratoria
el arrasar muy hombre, ocupando el espacio aéreo, terrestre, marítimo
avanzarían con las piernas abiertas completando el espacio
el encomiable hombre dirigiendo con su dedo fálico el tráfico
comprarían historias sumergidas en la salmuera de la recompensa
el hombre llorando, no se puede cambiar un mundo que ya se hizo
llamarían a su puerta, escaparían por la puerta trasera
el dificultoso hombre pensando, pensando como retornar a su estrella,
hablarían de sentirse ninguneados, atacados por una guerra sorpresa
el sempiterno hombre en la boca de una taberna acicalándose en el reflejo de una botella
renunciarían a los lugares que construyeron para ellos, acusándolos de contrarios
el inteligente hombre montado en cualquier objeto que deje a sus extremidades quietas
completarían los lugares con estatuas de cera para no dejar los huecos vistos
el incipiente hombre gateando entre el bosque de una multitud saltando
caminarían por primera vez conociendo el fin de esa historia, sabiéndose pioneros
el hombre cualquiera buscando en la oscuridad como resquebrajar el futuro
llorarían y gritarían como los peores impostores, sin su fuerza poseen más fuerza
el boquiabierto hombre una vez más dándole la vuelta, la igualdad ya la conquistaron
soñarían, el sueño y tras el sueño el sueño, y más allá el sueño, y otra vez el sueño
y tras despertar el sueño, y todos, todas obedientes, dormid tranquilas, tranquilos
ellos nos gobiernan, dormid, descansad, dormid, de nuevo el sueño, y luego el sueño…
Sí, la igualdad se lucha o se desiguala.
