Las dudas, inmensas angustias,
convierten la confianza
en un sonajero
relleno de lo que parecen huesos,
pero no, son vacíos
que sollozan mi nombre,
la otra opción es la certeza
alimentada de la verdad,
ese animal que roe las tripas
por dentro, golpea, golpea
y luego te deja a merced
del tiempo que desmiente mi nombre.
Y yo en medio
y en medio la noche,
y la noche dentro
y dentro la arena
y la arena encima
y encima las estrellas
y las estrellas plácidas
¡no les importa nada!