Rozando sin concentrarse la locura insatisfacción
del alegato al fresco y científico espejo
surcaron los mares carenados de ojos
que les miraron desde el fondo vacío
de unas manos temblorosas enganchadas a la voz,
por más que gritaba ese espíritu
que de todo sabe
nada se ordenó en su escueta presencia,
por sabida no es más esperada la injuria
la falsa modestia del egoísmo ajeno,
¡gritad si el silencio os calla!,
y siguió girando el sol contra su espejo ciego
y siguió parada la tierra sobre el vacío quemado,
el infinito se terminó justo a su hora
ni un minuto más ni un minuto menos,
en cuanto la sábana se cernió sobre los cuerpos
y la conciencia respiró aliviada
dejó su trabajo para los cronistas
que cantan dádivas u ofensas
según convengan a los intereses futuros ,
Cantan:
(…vengan a ver las ofertas
para ese futuro igual
que despierta esperanza
por no saber cimentar…),
¡gritad si el silencio os calla!,
se fueron con las botas puestas
a otra parte, a taparse en su cama
y no querer saber de nadie, a hundirse
con la duda y la certeza hablándose
como hermanas, se fueron hacia ese,
ese soportal que nos reuniría a todos
si las injurias las dirigiésemos
a nuestra falta de voluntad, temprana
espesura de marañas y tiempos viejos
temprana por vieja, podrida, nauseabunda,
capacidad de madrugar para no hacer por nadie nada.
¡Gritad cuando os falte ese silencio que es el más obediente de los dolores!