Un sonámbulo discurre por el camino
de solidez cuestionable y de mensaje
errante, suelda su mano al estribo,
se vanagloria del trote, del ambiente
en el que caminaremos, flotando,
por no decir hundiendo el pie,
el paso sueña, el caminar vence
como cualquier señor del combate
te ilustraría en su primera clase,
para seguir con el trote
estallaría en pesadilla,
un despierto, yo el transitorio
dividiendo en miles los cruces
simplificando la mirada
cerrando un ojo,
sometiendo al temor
cambiándolo por atrevimiento,
la lejanía que siempre llega
y nos traspasa,
alcanza la velocidad
de todo está cerca,
el llanto, la alegría
el suelo, el cobertizo
la náusea, el trueno,
la voces, el silencio,
comparten con mi cuerpo
la eternidad de este instante
efímero, roto por las tijeras
de la realidad, despedazado
y tácito como una hebra
de telaraña trenzanda con el viento.