Me aterra
ese silencio
que cae con las hojas
dejando al árbol
lleno de pasado,
me aterra
la dictadura
de las luces y el regalo
junto al vestido
elegante y recién caído
de las ramas,
me aterra la palabra
que escucho escrita
como una aguja clavada
sobre el corcho que fue tronco,
me aterra la tierra
a la que la literatura
le puso el nombre de fosa
para aislarla del suelo,
me aterra la hoja amarilla
pegada a ese poste
que el viento no es capaz de apartar,
me aterra la voz de un extraño
hostigando la voz del eco
y lanzando sangre sobre el hacha,
me aterra la simiente que sufrirá
los añicos del cristal con el que observo
un mundo hueco, ahogado
al que me he tragado…