Con un golpe no es escenificada la verdad
la fuerza con sus andanadas
reluce por si sola entre la metralla,
se pierden todas las razones
entre la fusta y la palabra seca,
los niños pequeños
en el anfiteatro de juguete
pisotearon un lícito propósito,
cambiaron las reglas durante el juego
intentando ganar la partida,
adicionaron su propio ego
a la ensalada del absurdo
conservadurismo nacional,
coronándose salvadores del pueblo
añadieron un nuevo problema,
embadurnaron completamente el plato
de opio del país idílico,
las sobras ya sabemos hacia quienes se volcarán
no para esa casta, esos niños de papá
que juegan a casicas y muñecos,
a los que votamos con torpeza,
por agradecimiento
nos devolverán el favor.