Hileras de hormigas persiguiendo…

 

 

El regañadientes, escondite de la luna

pesa sobre la manta de escuálidos,

puntos a los que imaginamos

puntas y llamamos estrellas,

un romántico patético

espejo que devuelve llanto

afable felicidad de muñeca de porcelana

pose eterna, y esa línea a la que los ojos

dirigen su infelices palabras,

¡alma, solicito almas, almas!

que me roben el sueño

que se lleven al rabioso tedio

la repetición del año y el siglo,

¡me enervan!, solicito imaginación

que los traviesos desaparezcan

de esta jaula de grillos,

broten jugando a sombras

rezumando verdades,

la rémora que profanan

se introduce en nuestros huesos,

los dejamos avanzar

entre los cristales

rasgando, rasgando la carne

¡es la vida, es la vida!

Yo esa  no la quiero.

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