A veces el tiempo
desfila sin motivos
repite, no respira,
la boca decide
entornar la sed
para compadecer
al agua etérea,
la que no cabrita
por los meandros
y se agota
en el segundero
que a cualquiera estanca,
a veces el tiempo
rehúsa el caminar
por soledad
o por no sentirse temido,
a veces ese tiempo
que no es posesión
se libera y remonta
junto a nosotros un mal día,
al no quererlo
no nos habla,
espera a desearlo
para reprocharnos,
y a añorarlo
para convocar una fiesta,
a veces en un buen día
coquetea con alguien
con otro cuerpo y sus temores
y te hace arrinconar su final,
tanta luz, se me hace imposible pensar
en que la oscuridad espera,
tanta luz, el pasadizo ya no es túnel
es un puente efímero,
no poseo e tiempo necesario
para formularle aproximadamente “todas” las preguntas…