Si soñé en la primavera
la imagen me llegó desolada
labrada en piedra,
piel de mala persona,
y no era ella departiendo a la cueva,
un veintidós por ciento de seguidores
creían que la maldad es la senda,
¿serían más que no se atreven a destapar
su alma por si huele a historia pútrida?,
culparon al diferente, al emigrante
que explotaron hasta hacerle responsable
de la mala base,
de nuestros, sus, propios mangantes.
Sí, soñé la primavera
para no enturbiar la boca
escuchar el viento peinar
la brizna de trigo
y dominar con la mirada
el sueño con su enmudecida voz.