Contradiciendo a Heráclito me bañé en un río
y no cambió,
resiste allí, cuajado
vertiendo la sangre en un estuario
ahogando primogénitos
divisando rebatos improductivos,
el agua no cambia al igual que la persona
el agua se bebe y en la guerra se asesina.
El silencio no habla, y al sol nadie lo apaga.