¡Qué poco cambia!

 Contradiciendo a Heráclito me bañé en un río

y no cambió,

resiste allí, cuajado

vertiendo la sangre en un estuario

ahogando primogénitos

divisando rebatos improductivos,

el agua no cambia al igual que la persona

el agua se bebe y en la guerra se asesina.

El silencio  no habla, y al sol nadie lo apaga.

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