Si el frío fuese alma
qué fría llegaría mi sangre
a dormitar entre la vida,
mi espejo atemporal
que rezuma besos, caricias
crujiría ante ríos de tormenta,
tiritaría sin celo
sin fe, sin causa,
si mi frío fuese yo
al dolor insoportable
lo asfixiaría
ahogándolo con quimeras,
si nuestro frío no se fuese
el abrigo más pesado
sería usado para escapar
del último espejismo,
no bastarían reglas
ni juegos,
no bastarían días
ni siglos,
lo que allí viésemos
habría ya pasado.
Una respuesta a “El frío”
Y si mi frío fuese medible, elegiría el abrigo de capas, que me calentara.
Me gustaLe gusta a 1 persona