Deberíamos estar alerta, deberíamos advertirlo, deberíamos darnos cuenta, los atentados que se producen en Europa, que causan muertes y sufrimiento, están destinados a alimentar a las malas personas, que al parecer, están todas juntas militando en las extremas derechas, o votándolas, y es que son las equivalentes, son iguales a las del otro lado, son sabandijas que medran en el sufrimiento. Uno llega con un camión para matar a personas indiscriminadamente, y su pensamiento no está fundamentalmente en las muertes que va a causar, no le importan, no les pone caras, sino en alimentar a sus mismos congéneres del otro lado. Como pájaros que dan una tira de carne a bocas abiertas en un nido, unos hacen de hambrientos y otros de proveedores, alternándose los papeles.
Les falta el guiño aunque no podría descartar que se produjese. Un fascista pudo guiñar el ojo al conductor del camión antes de pisar el acelerador. Un radical islamista podrá guiñar un ojo cuando cierren las fronteras a los refugiados. Se irán guiñando ojos alternativamente esbozando una sonrisa. Entre tanto las personas de bien, cada una con sus ideas, corremos el riesgo de vernos arrastradas por esa marea de odio y violencia como ha ocurrido muchas veces en la historia. Porque no ver es ir dejando que ganen a pasitos territorios de libertad y convivencia, que al parecer son dos cosas que le molestan mucho, no son felices si la gente se une, juntan fronteras para comprenderse, mezclarse, hablar y dialoga y crecer juntos, no quieren que cada persona gestione su vida, ame a quien quiera, y crea o no en un dios cualquiera.
Son los mismos, los de un bando y otro, que no nos engañen con razones viscerales, permanezcamos fuertes, que no nos arrebaten las conquistas sociales, cultivémoslas por el mundo en vez de exportar armas e intimidación. No lo veremos nosotros, quizás, pero esos que acusan a Merkel, de acoger refugiados, y es más, de ser la culpable de las muertes, esos que quieren cerrar fronteras interiores y construir más muros y más altos en los perímetros, aquellos que abogan por disminuir la libertad de los individuos para amarse, que quieren romper toda clase de igualdad en los géneros…
Esos, un día desaparecerán como un gas fétido y liviano al que nadie querrá oler…