Me dijeron: cuando los elefantes volaran…

 

Hoy quería escribir sobre otras cosas. Seguir con un cuento que persigue terminarse, empezar un poema que juega con mi cabeza, o desperdiciar el tiempo mirando al infinito. Pero me ha despertado la desesperanza y no podría escribir nada que tuviese luz, como mucho se me ocurría un túnel largo y oscuro por el que viene una locomotora con su foco perturbador borrando la oscuridad durante unos segundos, y allí me he quedado, pegado a la pared, tocando con mis dedos la fría humedad que se filtra de la montaña, transido de frío y miedo, y entonces he comenzado a pensar y a darme ánimos y a convencerme de que solamente me queda andar, hacia delante o atrás. El camino se me antoja el mismo.

Una de cada cuatro personas que pueden votar en Estados Unidos (una muy baja participación por desilusión en el sistema, y mucha gente que no puede o les resulta muy difícil votar provoca esta paradoja) han elegido a un ser que encarna todas la cualidades humanas que hacen del sufrimiento un fin; una de cada cuatro nos han hecho la puñeta al resto del mundo, como poco nos han metido el miedo el cuerpo. Y es que cuando salen estos personajes elegidos, nos hace pensar que la mayoría de las personas no queremos la igualdad de oportunidades, no creemos que las mujeres son la media parte de la humanidad oprimida, no deseamos que las personas con orientaciones o identidades diversas se merezcan los mismos derechos, que este planeta se está sumergiendo en la contaminación,  se está fundiendo como una vela,y vamos a dejarlo hundirse hasta convertirse en un erial más girando alrededor del sol.

Yo en el fondo pienso todo lo contrario, que cada vez hay más gente que cree que la paz es el camino, que la supremacía de las razas es un cuento chino, que debemos ser más respetuosos que no tolerantes con los diferentes a nosotros, que lo de que todos los humanos nos merecemos, qué menos, una oportunidad. Pero por qué dejamos una y otra vez que nos gobiernen los mismos, los que hacen más ruido y los que hacen más daño, ¿seremos masoquistas?

A mi me dijeron muchas veces, eso será cuando los elefantes vuelen, pues ya están volando con la «Trumpa» erecta, ahora a esperar la lluvia de deposiciones.

Trump es como el de la sombra, ese Grey, un degenerado, machista, psicópata, violento, pero como es millonario se lo perdonamos todo. De verdad que por mucho que lo pienso, leo al respecto, escucho opiniones de todos lados no acabo de comprenderlo. A lo largo de la historia la humanidad la han gobernado los más variopintos y absurdos personajes, ¿no hemos aprendido?, parece que no, que los errores del pasado se pueden volver a cometer.

Voy a darle a esto un poco de optimismo. La mayoría de personas en el mundo somos más o menos buenas, pero no participamos de nuestro destino, somos dejadas, estamos ensimismadas en nuestras vidas, en nuestros problemas, en nuestros pasatiempos, en nuestras aficiones, en nuestras neuras o traumas, en nuestras religiones, quizás en esto se pueda encontrar una medio explicación. Deberíamos despertarnos(aquí se encuentra el optimismo) para dejar de quejarnos y actuar, salir a la calle, hacer de nuestras existencias una finalidad, todos queremos un mundo mejor para nuestros hijos y qué hacemos por ello, ¿mirar hacia otro lado?, no basta con conversar y despotricar en la barra de un bar, o en el sillón de casa, luchemos, actuemos por nuestras ideas. El mundo no se construyó en un día, fuera el conservadurismo, colguemos esa bata de boatiné con la que salimos a la calle. No va a ser fácil.

¿Nos queda otra salida?…

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