Toda vida pende de un hilo,
la suya se detiene
y aumenta
enraizando los ojos y la muerte
en la tierra
y su latido lanzado al viento,
aunque aún viva
y retoce entre
los caminos
es extraño encontrar
sus pasos líquidos
y su voz acuosa
salir al encuentro,
es muy raro sentirse
así, esperando
con los brazos caídos
uniendo sentimientos
contradictorios para crear otros
seréis arena antes que cielo
y sombra antes que albor
ellos, esos bichos horadan,
nos pretenden cobijar,
el exterior, dicen, es negro
y en vuestro refugio
aún pende una bombilla.