Ya no se escribe en las puertas de los servicios

Realmente es penoso que aquel estilo directo, que resumía una idea por lo común excelsa, con esa exactitud y pulcritud en tan pocos caracteres, esté sucumbiendo en manos de un aparatejo que lleva con nosotros unos pocos años. Cómo arrastran de nosotros las novedades. Y qué hay de esa vieja costumbre de inspirarse ante una puerta en blanco (es un decir), y sentirse poseído por las musas en un váter cualquiera. Quién tiene entre las manos un bolígrafo cuando se sienta en tan duro asiento. Lo único que nos acompaña es el móvil, que hasta allí nos persigue,  junto al sentimiento de soledad. Él nos miente, es que no nos damos cuenta, nos promete la conexión y unirnos con el mundo desde cualquier postura, la diversión perpetua, sin embargo nos aleja de la concentración y las musas que todo acto íntimo necesita.

Fue, el retrete público ,el lugar físico de aprendizaje poético de muchas generaciones, donde las rimas se articulaban pareadas, allí más de uno hemos aprendido los primeros sonetos, que luego repetimos o mejoramos añadiéndole frases de nuestra cosecha. Lo mismo le ocurría a los elegidos para la pintura, que emulando a una Altamira, dibujaban las obsesiones que rondaban sus cabezas. Es verdad que los temas, tanto en la pintura como en la poesía, pecaban de poca variedad, sin embargo la cantidad de matices que se le sacaban tendía a infinita. La imaginación humana.

Sé que aquel espíritu no ha muerto, se ha renovado, reencarnado en las redes sociales de pocos caracteres, las frases ingeniosas, los insultos, las sandeces, las banalidades también se siguen escribiendo con los pantalones bajados detrás de puertas sucias sobre una pantalla. Pero a veces me puede ese romanticismo que otras veces detesto. La contradicción humana. Me he dado cuenta que yo estoy escribiendo esto con este aparatejo porque busqué un bolígrafo, y como no lo encontré no busqué la puerta, pero las ideas querían salir, y la soledad es un ingrediente importante en la vida. Por alguna inextricable razón lo que uno piensa quiere compartirlo. La necesidad humana.

Alguien me podría decir, yo mismo, no importan los medios, es el mensaje y la necesidad, verdad que sí. Pero leyendo estos días algunas palabras hirientes y violentas contra otros por pensar distinto no pude menos que reflexionar. Cuando alguien se encierra consigo mismo en un servicio para expulsar de dentro lo inservible, literal y metafóricamente, solamente está él, o ella, y luego como mucho vendrá alguien, y olerá o leerá nuestras deposiciones. La mayoría de las veces la autoría se mantendrá en el anonimato.

Usar mal el invento del ventilador (redes sociales), es como invitar a todo el mundo a entrar justo después de que nos hayamos levantado. Una simple reflexión humana.

 

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