¿Con qué consigues evadirte?
Evadirme no es el objetivo, quiero ser consciente de mi ansiedad, de mis desvelos, de mis dolores, de mis tristeza, también de la placidez, la alegría, el beso, la caricia. Ya vendrá la muerte evasora.
Escritor en periodo de aprendizaje.
¿Con qué consigues evadirte?
Evadirme no es el objetivo, quiero ser consciente de mi ansiedad, de mis desvelos, de mis dolores, de mis tristeza, también de la placidez, la alegría, el beso, la caricia. Ya vendrá la muerte evasora.
Comportarse como soy
es tan difícil
como saber quien soy
y aún así me fundo en el sofá
esgrimiendo mi privilegio
a no moverme si no quiero,
soy la luciérnaga que se apagó
entre la inmensa fiesta de la claridad,
ayer ya se cumplió la profecía
hoy la nombro de nuevo
mañana habrán pasado mil años,
no consigo levantar el vuelo
hacia no sé qué camino
hacia no sé qué objetivo,
ni siquiera sé de que estoy hablando
soy un mudo que recita de memoria
signos, los llaman palabras, versos
nada, de nada, viento y soledad
nadie escucha al otro lado,
solo reflejos de una acústica mal usada
seres en una campana de vacío
asfixiados por su propio dióxido de carbono,
…intento en esos momentos
de desesperación dejarme llevar
pero nada me lleva
todo me abandona…
Las redes neuronales amplificaron la noticia, era difusa, se construía lejana, profunda, en el subsuelo, o en el aire, no se le asía, lo físico hacía tiempo era más que una lejana remembranza, cuentos de mayores, la historia era rica en falacias y tergiversaciones, y aunque los profesores desde las pantallas comentaban que la gente en un pasado usaba objetos hasta que se rompían o se quedaban obsoletos, luego estos declinaban en basura —una palabra en desuso de la que conocían su significado teórico—. No eran capaces de imaginar como se podría vivir de aquel modo tan incómodo, sucio, engorroso, con cosas por doquier, almacenándolas, ocupando un lugar inútilmente, y consistiendo su existencia principalmente en ser lastre, hasta que alguien ya decidía que eso era desechable y era lanzado a la multitud de vertederos que los arqueólogos de ese siglo abrían por doquier para comprender la idiosincracia de aquellos moradores.
La noticia era el altamente impactante, alguien, en una habitación oscura, en un sótano, había inventado un objeto, y que se supiese era revolucionario, o eso hicieron saber quienes lo estaban probando, los estudiosos del pasado no supieron catalogarlo, en los yacimientos no se había encontrado nada parecido, en las imágenes de siglos anteriores tampoco, al menos desde que los soportes eran entes energéticos y no físicos. Los entes físicos desaparecieron todos por la degradación de la materia, unas superbacterias aparecieron a finales del siglo veintiuno y arrasaron con todas las imágenes fijas y en movimiento. Algún erudito dijo que este objeto existió, y que estaba muy difundido por amplias zonas del planeta, las fuentes eran confusas, pero al parecer era algo para retener y extender el saber, incluso servía para el el entretenimiento, nadie era capaz de, imaginarse que un objeto sirviera para entretenerse y ocupar el tiempo. Por eso la expectación se expandió…