El opinar no se va a acabar

Ninguna tradición, ninguna civilización es inmutable, el tiempo cambia cualquier materia, más aún una construcción humana, la historia no va hacia atrás ni hacia delante, se mueve por emociones, creencias, tropismos positivos o negativos, y mucho menos por la razón, la ciencia, o el pensamiento, cuando alguien te quiere colar la trola de que algo está bien porque se ha hecho toda la vida, huye, corre, observa de lejos y construye tus propios argumentos sobre lo que ves, es lo que yo intento hacer, es bastante menos malo que seguir al rebaño u oponerse frontalmente, la radicalidad tiene muchísimas formas, puedes salir mal parado, sobre todo emocionalmente. Muchos de los problemas sicológicos que se padecen son por no aceptar o no aceptarse, no comprender o no comprenderse, por dejarse llevar y no saber que no se quiere ser llevado, y lo que es peor porque no se tienen argumentos ni objetivos, ni lugares a los que se quiera llegar más que los propuestos.

La gente no vota lo que piensa, vota lo que opina, y la opinión tiene que ver con sentimientos, a veces cerrados a cal y canto por la vergüenza, otras oreados cuando están orgullosos de opinar lo mismo que los que ganan, sea de cualquiera de estas maneras en la opinión se inserta la tradición, las vivencias personales, los miedos, los olores…, y muchísimo la religión se sea creyente o no, pues ésta ha modelado la sociedad durante miles de años, e incluso sucesos, que pueden ser cuantitativamente marginales, pero que la sociedad los percibe cualitativamente importantes, si se pone el foco en una persona de tal procedencia ha cometido un crimen, o se grita machaconamente mentiras sobre un grupo humano, como por ejemplo los MENAS, niños y niñas sin nadie quien los tutele y proteja. 

La opinión publica se maneja desde tiempo inmemoriales por ese grupo que es dueño de la patria, la bandera, los medios de producción y de comunicación, la energía,…para que todos los opinan les sirvan para sus propósitos, creyendo que son ellos mismos los que tienen esas opiniones, y que con ellas mejoraran aquello que creen que les pertenece, pero no, las opiniones pertenecen a unos pocos, como todo lo demás que nos rodea. 

El pensamiento es más complicado pues hay que formarse a la vez que informase, no emitir palabras sin haberla recapacitado, no repetir lo que se ha oido hace un momento y que nos gustó, pues la complacencia es la base del engaño, si votáramos con el pensamiento, si nos moviéramos por él, a veces ha ocurrido en la historia y de ahí han llegado los avances, el lugar en el que estamos sería diferente, tendríamos una paz completa, pues quién puede pensar que luchar contra la guerra con más guerra es una buena idea, tendríamos también igualdad, justicia, libertad verdadera, el individuo es intrínsecamente bondadoso, al menos no quiere su mal, si recapacitáramos al votar como en cualquier otro ámbito de la existencia, votaríamos a la persona que ha escrito y dicho como construir un mundo mejor, no quien grita más, o habla mejor, no se perpetuarían grupos, personas que nos roban, haríamos en cada momento lo mejor, si alguien no vale sea del partido que sea pues adiós, si alguien está en contra de los derechos humanos, como ahora por ejemplo el partido verde moco, pues fuera de aquí, si tu sabes como mejorar el medio ambiente y no solo hablar sobre él sin saber ni de lo que hablas pues adelante, si tú y tu dios imaginario nos quieren meter verdades absolutas inventadas para separarnos pues fuera, vete a tu templo a rezar, es parte de tu intimidad, no sirve para la sociedad. 

Es fácil decirlo, difícil hacerlo, pero sería maravilloso, y a la larga sería todo más fácil. ¿Pero quién quiere eso?, los poderes no, los que controlan la educación no, los que controlan la información tampoco, los que controlan las creencias y sus verdades absolutas menos, los que quieren asaltar el poder ni hablar. Los que se beneficiarían que somos la mayoría ni hablar, que pensar da dolores de cabeza, otra obligación más, es más fácil repetir lo que nos suena bien, dar nuestra opinión sin saber nada del tema, cada voto cuenta igual lo hayas echado a la urna al azar o meditado concienzudamente, ¿para qué?. 

¿Entonces?, ¿no hay nadie que se proponga votar con el pensamiento dejando la opinión a un lado? Seguro que sí, al menos lo intenta, lo intento,, pero como cualquier ser que es un verso suelto estará luchando con molinos en las anchas  y opresivas llanuras de esta sociedad, que nos regala libertad a un alto precio, nos vendemos al postor que toca creyéndonos dueños de nuestros actos, hablamos, hablamos, festejamos, nos drogamos con drogas legales e ilegales, gritamos a la televisión, reímos con chistes que ablandan la ansiedad, nos piden nuestra opinión, la damos, millones de personas opinando lo mismo sintiéndose únicos, y luego a dormir, que los quijotes se encargarán de la lucha, y al despertar, a opinar, y opinando, opinando gastamos la vida igual que se gasta la libertad gratuita, en nada.

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